Hay ovejas que parecen nubes y psicólogos que parecen manchas de flujo en bragas de putas. Parece raro, pero así es.
No suelo comentar esas cosas con nadie
porque la mayoría de la gente que conozco es capaz de tumbarse en un
prado a mirar las nubes y buscarles parecido con corderos y elefantes
pero jamás se ponen a mirar ovejas con la misma intención (y mucho menos
observan psicólogos tratando de ver a que mancha se parecen).
Por lo que sea, así son las cosas.
Por eso me callo, para no molestar, para no ser siempre la "rara" que comenta lo que los otros ni se atreven a pensar. Por bondad y también por poseer un cierto grado de altruismo protector. No quiero que la gente se asuste, prefiero que los que me rodean sigan buscando ovejas en el cielo, tan tranquilos, mientras yo busco nubes en los erizos o en las hormigas del patio.
Por eso me callo, para no molestar, para no ser siempre la "rara" que comenta lo que los otros ni se atreven a pensar. Por bondad y también por poseer un cierto grado de altruismo protector. No quiero que la gente se asuste, prefiero que los que me rodean sigan buscando ovejas en el cielo, tan tranquilos, mientras yo busco nubes en los erizos o en las hormigas del patio.
Por cierto, por mi acera también pasan
todos los días varias hormigas y una de ellas, chiquita y fuerte, me
llama siempre la atención. Me recuerda, en cierto modo, una de esas
nubes de tormenta cargada de rayos. En la fila de hormigas suele ser la
tercera y siempre pasa sonriendo arrastrando pedacitos de hojas o
gotitas de agua. Si te fijas bien la verás haciendo un saludo medio
militar con su bracito libre.
Tengo ganas de inventarle una religión
para que pueda tener un día de fiesta a la semana y descansar como otros
animales hacen, pero no sé si puedo inventarme una religión así porque
sí, sin más, lo mismo hay que tener diploma o algo, no lo sé.
Si un día puedo, lo haré, le inventaré una religión bonita llena de leyes y días de fiesta que ayude a mi hormiga a ser feliz, la guíe hacia su cielo y me quite a mí esa pesadumbre gris de ver como trabaja los domingos y los viernes santos como si el descanso no existiera.
Si un día puedo, lo haré, le inventaré una religión bonita llena de leyes y días de fiesta que ayude a mi hormiga a ser feliz, la guíe hacia su cielo y me quite a mí esa pesadumbre gris de ver como trabaja los domingos y los viernes santos como si el descanso no existiera.
La diferencia de tamaño entre nosotras,
impide que ella y yo nos podamos fundir en unos de esos abrazos
navideños tan entrañables. Una pena. Me
encantaría abrazarla mirándola a los ojos acto seguido para que vea
cuanto la quiero. Nuestras miradas se llenarían de lágrimas y tal vez se
oyesen violonchelos.
Nos sentaríamos después ella y yo a mirar las lagrimitas con mucha atención y trataríamos de adivinar a qué se parecen. Ya sabéis que las hay que parecen ballenas con patines y otras psicólogos pintores.
Lo pasaríamos genial.
Isabel Salas
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